CHILE: ENTRE LA ESPADA Y LA PARED. NO TENEMOS SALIDA…

La idea de estar "entre la espada y la pared" no es una simple frase, sino una descripción cruda de la polarización que define nuestro presente.

Reflexiones14/08/2025 Alejandro Faúndez Vera
Letreros-Seguridad-Achs-76

La política chilena se siente, para muchos, como un laberinto sin fin. La idea de estar "entre la espada y la pared" no es una simple frase, sino una descripción cruda de la polarización que define nuestro presente. Este sentimiento de no tener salida, de que elija quien se elija, el país estará condenado al caos o al estancamiento, es una preocupación real y profunda.

Si gana la derecha: El riesgo del "estallido social"

Imaginemos que una figura de la derecha, como José Antonio Kast o Evelyn Matthei, llega a La Moneda. Inmediatamente, la sombra de los "estallidos sociales" se cierne sobre el país. Estos movimientos, que la izquierda radical ve como una forma legítima de protesta, a menudo degeneran en violencia, saqueos y desorden público.

Se reviven fantasmas del pasado reciente: el eslogan "Si baila, pasa", que justifica la impunidad; las tomas de liceos que terminan en vandalismo; y los ataques con bombas molotov. Un gobierno de derecha, en este contexto, tendría que lidiar no solo con la oposición parlamentaria, sino con un frente de agitación constante en las calles. La gobernabilidad se volvería un desafío monumental, y la energía del país se consumiría en un ciclo interminable de protestas y represión. La lección del segundo gobierno de Piñera es clara: la izquierda extrema utiliza la democracia cuando le es favorable, pero la desestabiliza con violencia cuando se siente en la minoría, negándose a aceptar el resultado de las urnas.

Si gana la izquierda: El fantasma del comunismo

Por otro lado, si la izquierda logra la presidencia con la candidata del Partido Comunista, Jeannette Jara, la incertidumbre cambia de carril. El temor de la derecha y de gran parte del centro es un cambio radical en la estructura económica y social. La imagen que se proyecta es la de un Chile avanzando hacia un modelo que muchos consideran fracasado.

Los fantasmas del comunismo se materializan en el imaginario popular: un Estado hipertrofiado, amenazas a la propiedad privada, y un posible descontrol del gasto público. La pregunta que surge es si un gobierno así podría mantener la estabilidad económica y social sin sacrificar las libertades individuales. La resistencia, en este caso, podría no venir de las calles, sino del sector empresarial y de una parte de la ciudadanía que teme perder la prosperidad y estabilidad que tanto ha costado construir.

Conclusión: El dilema de la ingobernabilidad

El problema de Chile, más que en la elección de un bando, radica en la ingobernabilidad inherente a la polarización. Ambas opciones, si bien radicalmente distintas, conducen a un mismo punto muerto: un país paralizado por la confrontación. Si gana la derecha, la oposición radical negará la legitimidad del gobierno, como ya lo ha hecho, y usará la calle para desestabilizar el país. Si gana la izquierda, el temor de un cambio estructural generará una resistencia que podría frenar el desarrollo.

En este panorama, la democracia chilena se encuentra en su punto más vulnerable. No es solo un problema de ideologías, sino de reglas del juego. La izquierda extrema parece operar bajo la premisa de que las reglas solo se respetan si se gana. Esta lógica es lo que realmente nos coloca en un callejón sin salida. La única esperanza reside en que la sociedad civil y los políticos moderados, de ambos lados del espectro, logren imponer la razón y el diálogo sobre la confrontación, antes de que esta dinámica de suma cero termine por destruir las bases de nuestra república.

Te puede interesar
Lo más visto