GOBIERNO DE CHILE ELIMINA LA "GLOSA REPUBLICANA" DEL PRESUPUESTO 2026

La Glosa Republicana, si bien no es una norma legal, se había consolidado como una costumbre política desde el retorno a la democracia en 1990.

Política05/10/2025 PrensaHuala
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Una profunda controversia política ha desatado la decisión del actual gobierno de Chile de no incluir la tradicional "Glosa Republicana" o de "Libre Disposición" en el proyecto de Ley de Presupuesto para el año 2026, el cual será ejecutado por la próxima administración.

La Glosa Republicana, si bien no es una norma legal, se había consolidado como una costumbre política desde el retorno a la democracia en 1990. Consistía en dejar un monto significativo de recursos (como los USD 700 millones que el expresidente Piñera dejó a la administración Boric) para que el nuevo gobierno tuviera flexibilidad inmediata para iniciar su programa.

¿Por qué se eliminó y cuál es la alternativa?

El Ministro de Hacienda confirmó que la glosa fue eliminada, dejando la partida en "costo cero". La medida, según el Ejecutivo, se basa en las recomendaciones del Consejo Asesor del Gasto Público, un organismo de expertos que busca aumentar la eficiencia fiscal.

En su lugar, la propuesta es otorgar al próximo gobierno la capacidad de reasignar hasta 9.000 millones de dólares entre las distintas partidas presupuestarias ya existentes. El gobierno defiende que esta alternativa es más eficiente y otorga una mayor libertad al próximo Presidente o Presidenta para ajustar los recursos a sus prioridades, sin generar un nuevo monto de gasto de libre disposición que pueda impactar el déficit.

Críticas y Debate Político

La decisión generó un inmediato rechazo en los sectores de oposición y entre los candidatos presidenciales, quienes la calificaron de "inaceptable" y un "acto de mala fe".

Oposición: Argumentan que eliminar esta tradición rompe un precedente republicano consolidado por décadas y reduce la capacidad real de la nueva administración para ejecutar su programa de gobierno sin depender de reasignaciones complejas. Acusan al actual gobierno de buscar limitar las opciones de la futura administración.

Oficialismo (con matices): Incluso figuras dentro de la propia coalición de gobierno han expresado que, personalmente, les habría gustado que la tradición continuara, aunque defendieron que la medida busca la responsabilidad fiscal y sigue las sugerencias de los expertos para una mejor gestión del gasto público.

El debate se trasladará ahora al Congreso, donde el proyecto de Presupuesto 2026 deberá ser discutido y votado, con la Glosa Republicana convertida en uno de los puntos más álgidos de la discusión.

ANÁLISIS TÉCNICO DE LA DECISIÓN

Desde un punto de vista técnico y de gestión fiscal, la eliminación de la "Glosa Republicana" y su reemplazo por la facultad de reasignar recursos genera una discusión compleja con argumentos válidos en ambos lados.

ARGUMENTOS A FAVOR DE LA ELIMINACIÓN (VISIÓN DE EFICIENCIA)

La postura técnica que apoya la eliminación se centra en la eficiencia y el orden presupuestario:

1.  Mayor Flexibilidad para Reasignar: La alternativa de permitir al gobierno entrante reasignar hasta un monto significativo ($9.000 millones, según la propuesta) supera en potencial de flexibilidad al monto fijo anterior. La glosa tradicional entregaba una suma (ej. $700 millones) que podía ser insuficiente para las prioridades reales del nuevo programa. El nuevo mecanismo permite al Presidente entrante mover recursos entre las partidas existentes para financiar sus políticas, alineando el gasto con su mandato desde el día uno.

2.  Transparencia y Control: La glosa de libre disposición era, por definición, un monto poco transparente en su destino inicial. Su eliminación obliga a que cualquier gasto del nuevo gobierno, incluso para iniciar un nuevo programa, se concrete a través de una reasignación dentro de partidas específicas (Ministerios, subsecretarías, etc.). Esto somete las decisiones a un mayor control por parte de la Dirección de Presupuestos (DIPRES) y del Congreso, mejorando la rendición de cuentas.

3.  Disciplina Fiscal: Un fondo de libre disposición puede ser visto como un incentivo al gasto rápido y no planificado. Al eliminarlo, se fomenta que el nuevo gobierno utilice las "holguras" o ineficiencias del presupuesto heredado, incentivando una revisión exhaustiva del gasto existente en lugar de solicitar dinero nuevo.

ARGUMENTOS EN CONTRA (VISIÓN DE OPERATIVIDAD POLÍTICA)

La postura crítica se enfoca en la operatividad política y la tradición republicana:

1.  Dificultad Operacional: Si bien la capacidad de reasignar es alta, la ejecución es más lenta y burocrática. Iniciar un nuevo programa (por ejemplo, un subsidio o una nueva política de seguridad) requiere identificar una partida de donde "cortar" fondos, lo que a menudo genera resistencia política en el ministerio afectado y requiere un decreto de reasignación. La glosa de libre disposición permitía disponibilidad inmediata.

2.  Ruptura del Precedente "Republicano": Técnicamente, esta glosa se había entendido como un "colchón de aterrizaje" para el nuevo gobierno. Su eliminación rompe una costumbre que había facilitado transiciones pacíficas y permitía al Presidente electo, cuyo programa fue votado por la ciudadanía, empezar a trabajar de manera expedita en sus primeras urgencias.

3.  Conflicto de Agendas: Un gobierno saliente elabora el presupuesto para el gobierno entrante (el Presupuesto 2026 lo hace la administración 2022-2026). La glosa de libre disposición era una muestra de confianza en que la próxima administración podría ajustar las prioridades, sin que el gobierno saliente impusiera completamente su agenda para el primer año del mandato siguiente.

CONCLUSIÓN TÉCNICA

Técnicamente, la medida del gobierno es financieramente más disciplinada y potencialmente más eficiente a largo plazo, ya que exige que el nuevo gasto sea justificado con reasignaciones dentro del marco presupuestario existente. Se alinea con una gestión fiscal más rigurosa, siguiendo la recomendación de expertos independientes.

Sin embargo, en el contexto de la política práctica chilena, se sacrifica la suavidad y la rapidez operativa que ofrecía la glosa tradicional, convirtiendo el inicio del próximo mandato en un proceso potencialmente más complejo y burocrático para la ejecución de nuevas políticas. En esencia, se prioriza la eficiencia del gasto sobre la facilidad de la transición.

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