EL ESPEJO ROTO DE NUESTROS LICEOS: ¿UN VISTAZO AL FUTURO DE CHILE?

Para quien quiera verlo, es un escalofriante "flash forward" de lo que podría aguardarnos en las calles de Chile si un gobierno de derecha asume el poder.

Reflexiones27/07/2025 Alejandro Faúndez Vera
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Lo que hoy presenciamos en algunos de nuestros liceos emblemáticos, con episodios de violencia, vandalismo y enfrentamientos, dista mucho de ser meros incidentes aislados.

Para quien quiera verlo, es un escalofriante "flash forward" de lo que podría aguardarnos en las calles de Chile si un gobierno de derecha asume el poder.

Es una imagen anticipada de un escenario donde la violencia se exacerba, los ataques son indiscriminados y las protestas, orquestadas por sectores de la izquierda radical y no tan radical, se convierten en la norma.

No es un secreto que existe un segmento de nuestra sociedad que parece abrazar la democracia únicamente cuando sus ideas están en el poder.

Cuando la balanza se inclina hacia el lado opuesto, la deslegitimación del adversario y la promoción de la inestabilidad se convierten en herramientas recurrentes.

Lo que vemos en los liceos es una manifestación temprana de esta lógica: una incapacidad de aceptar el disenso y una disposición a utilizar la coacción para imponer una visión particular, incluso a costa de la convivencia y el bien común.

Estos grupos, a menudo calificados de "termocéfalos" por su intransigencia, parecen no entender otro lenguaje que no sea el de la confrontación. Su narrativa se construye sobre la base de la polarización, alimentando divisiones y socavando cualquier intento de diálogo o acuerdo.

Frente a esta realidad, la única respuesta efectiva es una mano dura. No se trata de autoritarismo, sino de la firmeza necesaria para garantizar el orden público, proteger a los ciudadanos y asegurar que las instituciones funcionen sin ser secuestradas por agendas violentas.

Si el Estado no demuestra una determinación inquebrantable para enfrentar estas manifestaciones de extremismo, estaremos condenados a repetir los errores del pasado.

Las cicatrices del llamado "estallido social" (que fue más bien un estallido de extremismos oportunamente capitalizados por la delincuencia) aún están frescas. Permitir que estos focos de violencia se propaguen sin contención sería una irresponsabilidad histórica. La inacción nos llevaría a revivir situaciones iguales o peores, poniendo en jaque la estabilidad de nuestra nación y el futuro de nuestras nuevas generaciones.

Es tiempo de actuar con decisión, antes de que el espejo de nuestros liceos se rompa definitivamente en las calles de Chile.

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